Ensayo de un loco (María)

Yo me sentía desgarrado y escribí en mi agenda: estoy raro, ¿será esta cultura que me somete a exigencias mentales de todo tipo? Hay que ser el mejor, el más exitoso en todo. Ametralladora de mandatos que me dispara nuevas propuestas y ni siquiera me mata, sólo me sacude, me penetra con balas que producen heridas que sangran para adentro. Esto es lo que soy y lo ofrezco. Esto es lo que no soy y no ofrezco. Nadie lo toma.
Mi existencialismo es demasiado profundo para que alguien se detenga a considerarlo, aquí todo tiene que ser más superficial y rápido. Y si mi cuerpo no puede seguirle el ritmo a mi mente, se escinde por momentos y se enajena tanto que hasta puedo mirarlo de lejos y preguntarle: ¿Cómo estás? y sentir que me responde: Sin pertenencia.
En esta trama siniestra mi cuerpo y mi mente, mi soma y mi psiquis, se dividen para dialogarse, para conocerse y también para desconocerse, porque a veces son tan extraños. Y allí van! Un cuerpo que camina por la vida y una mente que pulula por la atmósfera. Separados de hecho, actúan lo que es, pero que generalmente no se ve, porque es angustiante verlo.
La angustia no ha tenido nunca buena fama. Si alguien está angustiado habrá que examinarlo, habrá que cuestionarlo, habrá que tratarlo, habrá que saber porqué se angustia (como si no tuviera que estarlo!) y habrá que convencerlo para que se retracte, para que se adapte nuevamente sin protestar. Habrá que callarlo, nunca escucharlo! Porque todo lo que diga no tiene sentido, no puede tenerlo para el que escucha, pues si lo tiene también se angustia, y mejor negar todo...
Y allí lo tienen: mírense al espejo a ver si encuentran su rostro, si todavía tienen un cuerpo que pueda reflejarse en algo. Si pueden reconocerse, o si ya no están donde se habían dejado la última vez. Yo veo multitud de somas perdidos por ahí, experimentando la pérdida ya no del yo, sino de la mismidad, oh, qué siniestro puede ser dejar de ser uno mismo para ni siquiera saber ya quién se es. Y si: es la locura.
Locos que ven lo que otros no ven: somos enfermos porque no nos adaptamos a una sociedad que desgarra, somos anormales porque no podemos incorporar la norma que escinde a nuestras vidas. No podemos ignorarla y por eso la actuamos. Alguien dijo una vez: "¡Los locos que suban a la nave y se vayan bien lejos!".
Locos!
Lo que estaba escrito en la agenda no sé quién lo escribió, ni tampoco sé de quién es esta agenda. Ni porqué la estoy leyendo.
Esta mañana no siento frío, ni calor. No tengo sensibilidad alguna. Soy una psiquis sobrevolando un cuerpo que me parece que es el mío. No sé, está marchando y...hace todo lo que pensé que hacía conmigo...qué mentiroso! Cómo me engañó! Es un autómata, creo que ya no puedo hacer nada con él, se parece mucho a los otros cuerpos, y ahora que lo pienso nadie puede asegurarme que verdaderamente sea el mío.

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