Salgamos del Sentido Común (María)

Vamos a olvidarnos de todo lo establecido. Porque todo está establecido desde que nacemos. Y a veces creemos que son naturales cosas que no lo son, pero como "siempre fueron así", como se heredaron de otras personas, de la sociedad misma: las aceptamos, y lo que es peor: muchas veces nos resignamos a ellas.
¿Qué podemos decir de cierto? Muy poco, casi nada. Sí podemos hablar de cosas válidas. Pero, son construcciones de otras personas o nuestras, producto de lo que se conoce como "Imaginario Social".
El imaginario social se crea a partir del sentido común. Quien escape del sentido común, quien lo supere, será seguramente excluido de la propia sociedad: el que transgrede es el que sale de la norma...el que sale de la norma es: anormal. Y el anormal siempre es el "descarriado", el "loco" (o el "artista"...según la clase social, claro). Pero, esta figura, aparece como negativa, crea malestar porque rompe el equilibrio, porque le genera un caos a ese cosmos constituido. De esta figura se nos hace creer que hay que desconfiar, y conciente o no, comenzamos a ejercer en él, el mecanismo de segregación.
Me pregunto qué pasaría si todos pudiéramos salir, por un momento, de lo establecido. Si nos animáramos a pensar que el martes no es martes, que esta hora que figura en nuestros relojes no es la hora, que este año no es este año, que ni los mapas son copias fieles de los territorios, que esta seguridad de esatr pisando la tierra, no es tal seguridad vista desde el Universo, sino un gran vacío. Pero, está todo convenido. No hay nada de inocente en las convenciones. Por supuesto, las necesitamos para poder organizar algo de la vida en sociedad, y para poder establecer un orden que rija nuestras vidas. Pero, no son verdades, no nos confundamos: no dejemos que nos hagan creer por verdades cosas que son simplemente construcciones válidas, establecidas, ordenadas en lo que llamamos sentido común.
Si repasamos la historia, encontraremos que quienes han podido salir de lo dado, quienes han podido, a grandes saltos cualitativos, erigir su fuerza instituyente, en muchos casos han sido ejecutados, quemados en la hoguera, encerrados en un manicomio, y tantas cosas más (porque ejemplos, nos sobran).
De todas formas no quisiera ir tan lejos, no e sintención mía dar ejemplos que aprezcan como difíciles o imposibles de alcanzar. Porque aunque no lo advirtamos, en nuestro acontecer diario, nos enfrentamos a fuerzas instituidas con nuestras logradas fuerzas instituyentes. Logradas, porque son producto de nuestro esfuerzo, de la apertura de lo nuevo que podemos generar en nosotros mismos, cuando nos animamos, no a cambiar la historia, sino a cambiar nuestra propia historia. Cuando podemos corrernos de lo establecido en nosotros, de los roles que nos adjudican y que no nos hacen progresar, cuando no creemos en un destino, en un determinismo, sino que confiamos en lo mucho que se puede hacer por uno mismo y por los demás.
No compremos lo que muchos venden. Salgamos del sentido común, aunque sea por un rato: observemos lo establecido y sus consecuencias. Hagámonos, cada tanto, esta pregunta: "¿Por que esto que es así, no puede ser de otra manera?"

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