Pertenencia grupal y riesgos de disolución de un grupo (Por María Guidobono)o

Pertenencia grupal y riesgos de disolución de un grupo
 Por Clr.  María Guidobono (Counselor Especializada en Desarrollo Personal y Ps. Social)
mariaguidobono@hotmail.com

   Cuando falla la comunicación en un grupo, los psicólogos sociales podemos tener en cuenta, para diagnosticar la situación, algunos parámetros. En este caso, se me ocurre partir por establecer quién detenta el poder en un grupo, y cómo circula.
Me parece una pista bastante importante para poder desentrañar el malentendido básico grupal, más allá del que ya de por sí tiene el lenguaje.  
   En un grupo: El poder se ejerce? El poder se tiene? El poder se detiene? El poder circula? ¿Quién da el poder y qué significa tener ese poder? 
   "Poder" no en términos exageradamente existenciales,  "poder" en términos de no informar,  no explicar, no delegar. Si ese poder no circula en el grupo y lo porta un sólo miembro, ese miembro se vuelve indispensable y el pilar básico para que el grupo subsista. Hablamos entonces de roles suplementarios. Es así que el grupo corre serios riesgos de autoeliminarse si este integrante falta, porque es seriamente dependiente de un sólo miembro. De alguna forma conciente o no, ese integrante sabe que esto es asi, y los otros miembros descansan en la comodidad o miedo tal vez, para que esto siga funcionando (estereotipia). Dicho integrante puede ser líder de la tarea o líder de la resistencia al cambio (cosas que suelen confundirse por lo general).
   En este sentido, cabe distinguir la figura del líder y la del coordinador. A veces puede ser la misma persona. Pero ¿conviene que sea así?
   Un grupo coordinado por un co-pensor ( y no por un coordinador autoritario) deble fluir sin protagonismos particulares, quiero decir: a  más invisible la coordinación, más visible la participación grupal. El protagonista es el grupo, no el coordinador, ni el líder,  por lo cual ciertos protagonismos en la coordinación delatan la opacidad del resto de los miembros. 
   Un grupo puede funcionar "perfectamente", pero siguiendo la dialéctica hegeliana de amo y esclavo. Es decir, en un eterno "como si fuésemos un grupo democrático", y sin embargo ningún miembro haber tomado jamás una decisión o participado de ella al menos.    
   Por el contrario, cuando el poder circula en un grupo, se vuelve invisible, hace que los roles sean complementarios, que la información circule, que las decisiones se tomen entre todos y que el grupo sobreviva aún si uno o varios integrantes lo abandonan.
   Sí, señores: estamos hablando de la pertenencia que da el sentirse parte en el asunto! La bien ponderada y necesaria  pertenencia, para que un grupo sea un grupo (como decía el maestro Pichón Riviere)  y no una serie (como diferenciaba Sartre). Y esta pertenencia es a contruir entre todos,  para todos y  lograda por los vectores: comunicación, cooperación, aprendizaje, afiliación, telé y la  mutua representación interna de cada uno de los miembros, que sólo puede darse cuando los roles circulan en un grupo para lograr entre todos llevar a cabo la tarea (sea cual sea) a pesar de los avatares  significativos que pueden suceder -y de hecho suceden- en todos los grupos.  

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