Artìculo polèmico, para pensar...

"Una reivindicación del asistencialismo y una critica a los emprendimientos"
 
Controvertidos conceptos de un peruano experto en desarrollo humano
El peruano Javier Iguiñiz, un especialista en cuestiones del desarrollo humano, cree que es mezquino cuestionar el asistencialismo y definirlo como un sistema corruptor y, simultáneamente, exhibe su disgusto con la promoción de la microempresa o el “emprendedurismo”, ya que sostiene que la mayoría de los microemprendimientos terminan fracasando.
Está desvalorizado el asistencialismo?. Es lo que cree el peruano Javier Iguiñiz, un estudioso del desarrollo humano que se desempeña como investigador y profesor del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En una nota que concedió al matutino Página/12 luego de participar en el IV Congreso Latinoamericano y del Caribe sobre Desarrollo Humano y del Enfoque de las Capacidades Humanas, realizado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Iguiñiz, que es ingeniero y doctor en Economía, deslizó estas ideas bastante novedosas entre los expertos en políticas sociales:

–En el terreno de las políticas sociales, ¿en qué casos cree que se deberían aplicar políticas de tipo asistencial y en cuáles, políticas integrales? Además, ¿con qué sectores habría que aplicar unas y otras?

–Yo añadiría políticas sociales universales como educación, salud. La que usted señala como integrales supondría conjugar aspectos productivos, mientras que la primera sería la de emergencias. Creo el objetivo debe tender hacia la expansión, solidez de las universales: un buen sistema educativo universal y homogéneo, un buen sistema de salud universal y homogéneo en su calidad, un buen sistema de jubilación universal y homogéneo. En América latina, ni los países del Cono Sur, que en eso están más avanzados, logran esa universalidad, y muchas veces ni siquiera la calidad o la homogeneidad de los servicios que sí proveen. Allí hay una meta obligada. En cuanto al aspecto al que usted apuntaba, quiero señalar dos cosas. Hay una desvalorización de lo asistencial, porque está pensando como que corrompe a la gente, que la hace entrenarse en estirar la mano. Yo estoy muy en contra de esta perspectiva, porque si vemos qué proporción del gasto efectivo familiar se financia “estirando la mano”, es una fracción muy pequeña del sustento familiar. O sea que esas familias igual tienen que trabajar mucho y en malas condiciones. En ese sentido, lo que llamamos asistencia completa más que sustituye. Uno siempre puede sacar casos individuales: el borracho tal o el drogado cual que vive de la limosna estatal y por lo tanto cultiva su propio vicio. Pero ésos no son los casos estadísticamente significativos, se los usa para denigrar el apoyo que mucha gente sana y muy trabajadora merece recibir, pero que es caracterizada como asistencial y corruptor de la fibra moral, del músculo laboralista. Considero que es una forma de expresar la mezquindad de mucha gente y desprestigiar el apoyo que merecen otros.

–A partir de como define las políticas de asistencia directa, ¿qué opina de las políticas integrales?

–A mí me remueve mucha inquietud el significado, casi inverso, de la promoción de la microempresa o el “emprendedurismo”. Se presenta como si eso sí fuera ayudar a la gente a valerse por sí misma y salir de su situación por otros medios, y eso introduce una valoración automáticamente positiva de ese esfuerzo. Pero ese esfuerzo tiene cantidad de crueldad en la cotidianidad de la gente, maltrato familiar y laboral en el esfuerzo por hacer viables actividades “empresariales”. Por lo tanto, tampoco es un sustituto de un apoyo asistencial que permita sobrevivir. En el IV Congreso Latinoamericano y del Caribe sobre Desarrollo Humano y del Enfoque de las Capacidades Humanas, en el que he participado, se ha dicho que aun el pleno empleo en países como los nuestros no permite sostener a la familia y que, por lo tanto, hace falta un complemento que es visto por alguna gente como asistencial.
–¿Ve viable una complementación de estos dos tipos de políticas?

–Hay que complementarlas en los lugares que tiene sentido hacerlo, una inmensa proporción de los microemprendimientos fracasan. Entonces no es una solución. En Estados Unidos sobrevive cerca de un diez por ciento de las pequeñas empresas después de unos cuatro o cinco años. Entonces, el apoyo a la microempresa como política social no puede ser sustituto sino complemento. No quiebran por desidia, incapacidad o vicios personales, sino porque no hay sitio en el Estado y porque la productividad que alcanzan es ínfima para competir con la mediana y gran empresa y con la importación. Por eso creo que el apoyo a la actividad microempresarial debe referirse a situaciones bastante específicas que le den mayor viabilidad.

–En Argentina, muchas veces este apoyo a microemprendimientos tiene un impacto muy positivo a nivel regional o local, sobre todo porque se cubren necesidades (con productos o servicios) que no llegan a esos lugares.

–He conocido casos en los que para promover microempresas hace falta una entrada integral, ya sea mediante compras garantizadas desde el Estado o controles de calidad de los productos, porque tampoco hay que idealizar (respecto de la calidad de los productos). Aunque claro, muchas veces se usa ese pretexto para denigrar este tipo de propuestas y mezquinar recursos. Siempre los argumentos para no ayudar son “muy razonables”, mientras que los argumentos para ayudar suelen ser más discutibles, aparentemente y todo esto entre comillas. Hasta donde hemos llegado con nuestra investigación, ese tipo de proyectos productivos no cambian tanto la vida de la gente. ¿Ayudan? Sí, por lo que creo que hay que seguir haciéndolos. Pero no ubicándolos como la panacea, la solución al problema del empleo.

–¿Y por dónde pasa la solución al problema del empleo?

–Por expandir lo más posible la industria pequeña y mediana, con mínimos niveles de productividad y competitividad. Ellos son los que tienen que ensanchar su campo y absorber gente del mundo de la microempresa, barrios populares y rurales.

MATERIAL DE UNSAM /LICENCIATURA EN DIRECCION DE LAS ORGANIZACIONES
CATEDRA GESTION I/ PROF. HAUTOUCH/ 2013

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