El lazo social y sus avatares (Por David Martinez)
Este texto pertenece a mi colega Clr. David Martínez, quien muy generosamente lo comparte en este blog.
El sujeto no es sin el Otro. El Dr. Freud en su maravilloso
texto “Psicología de las masas y análisis del yo” explicita que ese otro es
modelo, objeto, auxiliar y enemigo y que por eso la psicología individual es simultáneamente
psicología social. Esto supone que el
psiquismo se constituye en el campo del intercambio y que la ilusión de
autonomía e independencia es solo una pretensión del yo y de su función de
desconocimiento.
Escribir sobre lazo social es escribir sobre sociedad,
comunidad y grupo. El lazo al cual nos referimos tiene una característica
paradojal: Une y Separa. Es un lugar. Un vacío; por lo tanto esto permite
ciertos movimientos al sujeto. Movimientos que incluye la falta. Es en este
espacio que no está lleno que algo del deseo y de lo creativo puede advenir.
Dime como te enlazas y te diré quién eres. El lazo arma
sujetos. En este lugar circula lo simbólico y es el soporte del malestar
estructural. La renuncia pulsional (goce) se realiza vía lazo social. De este
vacío surge el encuentro con la palabra y el sentido. Dicho sentido va a cambiar a partir de las
características de la época.
El lazo social es el tratamiento a lo real o a lo
traumático. El sentido hace que la angustia se aloje en la palabra y deshabite
el cuerpo. A partir de este vínculo con
el Otro nombramos nuestras vivencias y experiencias. Cuando nombramos en el mismo acto también
paradojalmente nos nombramos.
¿Cuál es la importancia de pensar el lazo social en la
clínica? Nos conecta con los principios Freudianos: Trabajo y Amor. Estos
pueden ser índices de salud mental. Laburar posibilita reconocimiento y este
reconocimiento “compensa” la falta estructurante. Amar es hacer Uno con el otro y trabajar es
construirse.
Los trabajadores del lazo social. Médicos, Psicólogos
Sociales, Psicólogos, Trabajadores Sociales, Psicoanalistas, Consultores
Psicológicos y Educadores estamos llamados a reflexionar sobre la naturaleza
del lazo social de nuestra época. Nuestros espacios deben posibilitar la
transmisión de saberes. Y deben garantizar la continuidad de la cultura
contemplando el encuentro y el desencuentro.
Quien cumple el rol de escuchar debe posibilitar que el otro
pueda atravesar las nuevas significaciones recibidas por la cultura. Revocar
los saberes caducos, esta tarea no se realiza en soledad ni en la comodidad del
sillón. Exige producción sobre lo más real de la sociedad.
David Martínez Operador en Psicología Social. Consultor Psicológico
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