"El gol" Por María Guidobono
“El gol”
Por María de las Mercedes Guidobono
mariaguidobono@hotmail.com
Toca la pelota Arizmendi, no quiere entregarla… hace un pase a Páez …Páez, Páez…….…..goooooollllllllllllllllllllllllllllllllll.
Se despertó por el grito de gol con un salto en la cama de dos plazas revuelta. Miró a su alrededor como queriendo ubicar los arcos en un estadio de fútbol, y decepcionado se dejó caer nuevamente en la cama. No podía levantarse, se sentía cansado y más que eso: agotado.
Paramon Paéz necesitaba convertir un gol. Sólo eso. Un gol!
Hacía tres años venía jugando en la Primera de Arroyito, y no podía convertir ni un sólo gol.
Sus compañeros no eran malos, ellos lo alentaban a seguir intentándolo, pero el dt: Don Torrichelli, ya le había dado un ultimátum: “Si no convertís con Río Bravo, te paso al banco”.
Con Río Bravo, encima! Todo el pueblo estaría convocado en el Estadio Único de la esquinita, para presenciar el superclásico: Río Bravo vs. Arroyito.
Paramon Páez no podía dejar de soñar todas las noches, todas las siestas, con ese gol y en ese estadio, frente a todo el pueblo…se imaginaba la cara de satisfacción de sus viejos que tanto esfuerzo hacían para que él pudiera entrenar y jugar cada partido; fantaseaba con ser reivindicado ante sus compañeros, Don Torrichelli y hasta el pueblo mismo que lo vio nacer como figura.
En el transcurso de los tres años que jugaba en Arroyito, pudo contactarse con gente muy sabia, por ejemplo el chino Chi, que era un capo en el fútbol. Reconocido y glorificado por sus hazañas futbolísticas, goles de “meteorito” (así llamaban a sus goles, porque ningún arquero podía verlos venir, parecían caer del cielo), el Chino Chi, era lo más! Y el Chino Chi, se lo dijo varias veces: “A vos lo que te pasa es psicológico, pibe”. Y un día, hasta había sacado una tarjeta y mientras se la daba le dijo: “Acá tenés, pibe: un profesional del bocho, él te puede ayudar”.
De alguna manera- pensaba Paramon Páez- eso de que su problema era “psicológico” estaba siendo considerado también por Don Torrichelli. ¿Por qué lo bancaba tanto, sino? Y si el Chino Chi lo decía, era la posta. Ahora bien, problema “psicológico” cómo resolverlo frente al arco? Muchas veces la gente cree que si es “psicológico” no existe.
Esa mañana Paramon Páez decidió buscar esa tarjeta del profesional del bocho que le había dado el Chino Chi, y pensando eso, se levantó de la cama. (Pormenores de cómo es que la encontró no los expongo aquí porque realmente fue muy tediosa la búsqueda y llena de malas palabras, saqueos de cajones, cómodas, placares y hasta muebles de cocina).
-Que lo trae a usted por aquí Paramon?-dijo el bochólogo mirándolo por encima de unos anteojos que más que anteojos parecían lupas gigantes. Si hay algo que Paramon Páez nunca había entendido, era porqué la gente se ponía anteojos y después miraba por arriba de ellos.
-Quiero hacer un gol hace tres años y no puedo. Soy un excelente jugador, entreno todos los días, goleador en el entrenamiento ¿Qué me pasa?
-¿Qué le pasa?
-No sé, dígame usted
-Y a usted qué le parece?
-A mi no me parece nada, pero al Chino Chi, le parece que mi problema es “psicológico”.
-Y quién es el Chino Chi?
-¿Cómo quién es el Chino Chi……????
-Me refiero a quién es para usted, qué representa el Chino Chi en su vida?
-Ah…y representa lo que representa para todos acá.
-Quienes son “todos”
-Uy…-suspiró en vos alta Paramon Páez- Disculpe, esto no es para mí, yo necesito algo más rápido, más concreto, más práctico…
-Como hacer un gol…
Paramon se quedó pensando. Y sí, un gol era “rápido”, “concreto”, “práctico”.
-Sí-contestó totalmente convencido- rápido, concreto, y práctico como hacer un gol.
El profesional se quedó callado.
Paramon Páez empezó a inquietarse. Se movió varias veces en el asiento, tosió. Miró el techo. Hasta que no aguantó más.
-Qué pasa? Se va a quedar callado? –increpó al profesional.
-Lo vamos a dejar acá Paramon….quiero que se quede pensando en lo que dijo.
-Pero qué dije?
-Lo dejamos acá- se paró y le dio la mano-nos vemos la semana que viene-
Paramon Páez se quedó atónito. ¿Qué clase de tratamiento era ese? ¿La semana que viene? Pero si el partido era el domingo!
Se fue enojadísimo del consultorio, directamente a la práctica, y por el camino iba pensando: yo no vuelvo más, ese tipo está más loco que yo. Primero me pregunta quién es el Chino Chi….! Ja, cómo no va a saber quién es el Chino Chi, vive en un taper? Y después qué onda, se queda callado, me echa (porque prácticamente me echó), diciendo que piense lo que dije… qué dije?
Toca la pelota Arizmendi, no quiere entregarla… hace un pase a Páez …Páez, Páez…….…..goooooollllllllllllllllllllllllllllllllll.
El Estadio Único de la esquinita vibraba y parecía moverse con la algarabía extrema de los hinchas de Arroyito que gritaban desquiciados el gol de Paramon Páez, en el minuto 89 del segundo tiempo.
La victoria de Arroyito frente a Río Bravo había sido contundente, no quedaban dudas de que Paramon Páez era la figura, la estrella de Arroyito, del Estadio Único de la esquinita, del pueblo! El Chino Chi subió a darle la medalla de mejor jugador a Paramon mientras la masa arroyeña eufórica lo aclamaba!
-Que lo trae a usted por aquí Paramon?-dijo el bochólogo mirándolo por encima de unos anteojos que más que anteojos parecían lupas gigantes. Si hay algo que Paramon Páez nunca había entendido, era porqué la gente se ponía anteojos y después miraba por arriba de ellos.
-Quiero hacer un gol hace tres años y no puedo. Soy un excelente jugador, entreno todos los días, goleador en el entrenamiento ¿Qué me pasa? ¿Qué me pasaaaaa? ¿Qué me pasaaaaa?????????
Paramon Páez dio un salto en la cama. Estaba transpirado, y desesperado fue a buscar con sus ojos las copas de Arroyo Campeón, y las tantas medallas que se había ganado como mejor jugador de Arroyito durante tres años consecutivos. Cuando las vio, suspiró y se dejó caer en la cama…hacía tres años que tenía la misma pesadilla en las siestas y por las noches…soñaba que iba a un bochólogo recomendado por el Chino Chi, porque no podía convertir un gol…
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